La Pintura de Felipe Cifuentes

Para unos conocido y para otros por conocer, es Felipe Cifuentes con el cóctel perfecto de ironía y pintura.

La pintura de Felipe Cifuentes se convierte en uno de los pilares de la ciudad. Meses atrás, se presentó con una exposición colectiva llamada Tres Caminos en el Museo de Arte del Tolima en donde todos pudimos conocer la parte sarcástica del arte Ibaguereño. Dice el artista: "La búsqueda de identidad, es una de las más grandes presiones ejercidas hoy en día por el medio artístico, un artista sin identidad es un artista condenado a la falta de reconocimiento en medio de la creciente masa de nuevos artistas y nuevas obras, exactas todas para el ojo común. Situación que lleva al artista a forzar el proceso recurriendo a distintos métodos para poder mostrarse (venderse)) acá es donde nos encontramos con personajes de aparente autenticidad que lo único que hacen es posar y expresar su elocuente verborrea tratando todos de sentarse en la aparentemente cómoda plástica Nacional, pero ninguno lo logra, todos están como flotando incómodamente, empujándose unos a otros, arreglando sus vestidos y sus peinados, (hay que mostrar que somos diferentes, somos artistas ¿no?)" Se revela un desacuerdo individual, que no es muy insensato.

Más que la técnica, para muchos, vale más lo que se lleva por medio de la pintura, y este, es uno de esos ejemplos. Juicio hecho arte. El talento de Felipe Cifuentes se convierte en el medio para revelar un desacuerdo con el típico Esnob, que más que contribuir siempre termina destruyendo con la famosa crítica dañina como decía Cortázar. Y es que para un artista la idea es pura y la pintura es su medio, eso Felipe Cifuentes lo tiene claro. Se incita a ver el trasfondo de la imagen, su pintura se convierte en una invitación contemplativa a ver el cuadro mas allá del lienzo y ponerlo en un contexto social. Ese es el caso de La Elite Pensante, una de sus pinturas.

Conoció al Maestro santandereano Niño Botía en Ibagué en el año 2004; por lo cual, dice de su taller: "Fueron momentos muy especiales, como especial era el lugar que él logró crear, pues no era una academia como cualquier otra con un horario riguroso establecido. A esta iba el que quería y si uno quería iba todos los días". No sólo él, también otros tuvieron la suerte de conocer y aprender del maestro que se radicó en Ibagué y tuvo como fin colaborar con la formación artística de muchos jóvenes. Cosa que para una ciudad en la que no existe "la cultura de culturizar" se convierte en una luz al final de un túnel.

Muchas veces resulta extraño, paradójico, o para otros simplemente estúpido, preguntarle a un artista de donde proviene su inspiración, ya que para cualquiera eso sería cosa evidente en la pintura. Sin embargo, con alguien que el mundo no conoce, o por lo menos en su ciudad natal, la gente no se hace idea de quien es él y qué hace, es necesario tener el arquetipo. Él lo cataloga como enigmático y a lo único que aluda el momento de pintar es a lo ridículo y lo grotesco -como dice él- llamándolos dos ingredientes abundantes en donde sea que se mire.

Sale de Ibagué buscando que la vida le enseñe otras cosas: " De Ibagué me fui porque lo consideré necesario para seguir aprendiendo, pues a pesar de que yo inicié desde niño por el puro gusto de hacerlo, más allá de si quedaba "bonito" o "feo, ahora que lo considero como una opción de vida, tengo que buscar la manera de perfeccionarme" nos dijo.

Ahora, amigo lector, sólo nos queda entender que la capital musical de Colombia, como muchos la llaman, no sólo salen Bambucos, sino pintura y arte en general. ¿Por qué será que nadie sabe de la existencia? La respuesta está en nosotros mismos: El valor que le damos al arte no es relevante, y por eso, muchos de ellos prefieren salir que quedarse.

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