Cuando escuché hablar de esta película, me imaginé un romance muy rosa, como un cuento de hadas, algo como una novela cursi contada en dos horas. Estaba equivocada. Es verdad que el titulo refleja el amor que hay en el largometraje, pero también da avisos de la trama central: un caso de violación y asesinato.
Benjamín Espósito, el protagonista, tiene una historia que contar, una historia que no ha olvidado y marcó su vida profesional, como empleado de un juzgado punitivo, y particular. Veinticinco años después del hecho, ya jubilado, ve la necesidad de relatar lo que ocurrió, tal vez para hacer catarsis y superar los recuerdos que lo persiguen, para revelar su amor sin temores, para cerrar un capitulo de su vida y terminar por fin ese caso que algún día vio el sello de la justicia, pero que no se toma muy en serio por quienes hacen llamarse defensores de la misma, dejando que pase la impunidad y es ahí donde las víctimas se sienten imposibilitadas.